En el corazón de Villa de Cura, un rincón histórico del estado Aragua, se esconde un legado único que trasciende la geografía para marcar el pulso del tiempo venezolano. Esta localidad fue durante décadas el epicentro de la hora legal en Venezuela, gracias a la posición estratégica de su meridiano.

En el siglo XX, Villa de Cura se convirtió en un referente para la medición del tiempo en Venezuela. ¿La razón? Un meridiano clave (67°30′ Oeste) atraviesa esta localidad, una línea imaginaria que conectaba al país con el tiempo universal coordinado (UTC).

Antes de la adopción de un sistema horario unificado, cada ciudad venezolana operaba en su propio tiempo solar, generando un caos en el comercio, las comunicaciones y los viajes. Esta situación evidenció la necesidad de un orden temporal nacional.

El meridiano de Villa de Cura no solo servía como punto de referencia astronómico, sino que también se convirtió en un símbolo de modernidad y organización para el país, estableciendo un criterio unificado que permitía sincronizar las actividades comerciales y sociales en todo el territorio.

En 1912, el Observatorio Astronómico y Meteorológico Juan Manuel Cagigal, tras investigaciones exhaustivas, propuso establecer el meridiano de Villa de Cura como la hora legal del país.
La elección no fue casual: la ubicación central de Villa de Cura facilitaba la sincronización con el sistema internacional, al estar a 4 horas y media de Greenwich.

Cerca de la Plaza Miranda, una placa colocada por el Observatorio Cagigal marca el paso exacto del meridiano, recordando que Villa de Cura fue el centro del tiempo en Venezuela durante décadas. Este sitio se convirtió en un punto de referencia para científicos y geógrafos que visitaban la localidad para estudiar los movimientos celestes y su relación con el tiempo.

En 1964, el Congreso de la República modificó la hora legal, escogiendo el meridiano 60° Oeste, con referencia en Punta Playa, Delta Amacuro. Este cambio, que entró en vigencia el 1 de enero de 1965, buscaba facilitar el comercio internacional y alinear el horario de Venezuela con las principales economías del continente.

Años después, en 2007, se adoptó el UTC-4:30 para aprovechar mejor la luz solar, pero en 2016 se revirtió al UTC-4, reflejando la constante búsqueda de un equilibrio entre la identidad nacional y la sincronización global.

Estos cambios evidencian la importancia de Villa de Cura en la historia del tiempo venezolano, un lugar que fue protagonista en la construcción del sistema horario del país.

Un símbolo eterno en el corazón de Villa de Cura

Hoy, aunque Villa de Cura ya no marque la hora legal en Venezuela, sigue siendo un símbolo de la historia del tiempo en el país. La Plaza Miranda, con su placa conmemorativa, es un lugar donde los visitantes pueden reflexionar sobre el impacto de la ciencia y la geografía en la identidad nacional.

En el corazón de la ciudad, el meridiano sigue siendo un viejo sabio que nos recuerda que el tiempo es un río que fluye y que Villa de Cura siempre será parte de su cauce.
Cada vez que los habitantes de esta localidad caminan por sus calles, el legado del meridiano sigue latiendo, recordándoles que, durante un tiempo, Villa de Cura fue el epicentro del tiempo en Venezuela.

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