El 29 de enero de 1928, Maracay, conocida como la Ciudad Jardín de Venezuela, se convirtió en el epicentro de un evento histórico que resonó a nivel mundial: la llegada del legendario aviador Charles Lindbergh a bordo del Spirit of St. Louis.
Este episodio marcó un antes y un después en la memoria colectiva de los maracayeros y consolidó la relación de la ciudad con la aviación.

Antes de aterrizar en Maracay, Charles Lindbergh había ganado notoriedad mundial al realizar el primer vuelo transatlántico en solitario y sin escalas.

El 20 de mayo de 1927, despegó desde Roosevelt Field en Nueva York, cruzando el océano Atlántico y aterrizando 33 horas después en París, Francia. Esta hazaña lo convirtió en el héroe de la aviación mundial y le valió el apodo de “El Águila Solitaria”.

La llegada de Lindbergh a Maracay

El 29 de enero de 1928, Lindbergh aterrizó en el aeródromo de Maracay a bordo de su icónico monoplano Ryan Spirit of St. Louis, matrícula N-X-211.

Desde tempranas horas, miles de maracayeros se congregaron en el aeródromo, ansiosos por ver de cerca al hombre que había conquistado los cielos.

A las 6:10 pm, el avión surcó el cielo maracayero, desatando una ovación ensordecedora. El presidente Juan Vicente Gómez, junto a las principales autoridades del país, recibió a Lindbergh con honores, organizando un banquete en su honor.

Un recorrido por la Ciudad Jardín

Durante su estadía en Maracay, Lindbergh fue tratado como un invitado de honor.
Recorrió las calles de la ciudad, visitó lugares emblemáticos y compartió con los maracayeros su pasión por la aviación.

En un gesto de cortesía, el presidente Gómez le otorgó una medalla conmemorativa, reconociendo su coraje y destreza como piloto.

Un reporte histórico: el testimonio de Lindbergh

La experiencia de Lindbergh en Maracay no solo quedó en la memoria de los presentes, sino que fue documentada por el propio aviador.

En un artículo publicado en el Pittsburgh Post-Gazette, Lindbergh relató los desafíos técnicos de su vuelo por Venezuela, sus impresiones sobre la ciudad y el impacto del recibimiento maracayero.

Este documento es un testimonio invaluable que permite revivir ese momento desde la perspectiva del propio protagonista.

La tragedia de los Lindbergh: una frase que perdura

Años después de su visita a Maracay, Charles Lindbergh enfrentó uno de los momentos más oscuros de su vida: el secuestro de su hijo, Charles Lindbergh Jr., en 1932.

Este hecho conmovió al mundo y dio origen a una expresión popular venezolana:
“Más perdido que el hijo de Lindbergh”, utilizada para describir a alguien desorientado o sin rumbo.

Esta frase, nacida de una tragedia, se convirtió en un testimonio del impacto emocional que el secuestro causó en el mundo entero, marcando un contraste con el recuerdo festivo de su visita a Maracay.

Un legado de inspiración y superación

La visita de Charles Lindbergh a Maracay trascendió lo anecdótico.
En una época marcada por la incertidumbre y los cambios, su hazaña representó un símbolo de esperanza y progreso, demostrando que los límites estaban para ser superados.
Hoy, su historia sigue viva en la memoria de los maracayeros, recordándonos que, al igual que Lindbergh, podemos conquistar los cielos y superar nuestras propias fronteras.

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