En el abrazo cálido del sol aragüeño, donde el murmullo constante de Maracay asciende hasta acariciar las faldas del Henri Pittier, se alza un símbolo único: El Gordo Colgante.No es solo una escultura; es un latido suspendido en el cielo maracayero, una obra que captura la esencia de nuestra ciudad y el talento del artista Asdrúbal Figuera.
Un artista que esculpió nuestra identidad
Asdrúbal Figuera, artista plástico aragüeño, creó esta obra en 1984, impregnándola de su visión única.
Con un estilo que explora la figura humana en contextos que invitan a la reflexión, El Gordo Colgante se ha convertido en un símbolo de Maracay.
¿Qué representa El Gordo Colgante?
La escultura, suspendida entre San Isidro y el Palacio Municipal, es mucho más que un objeto decorativo. Es un grito silencioso, una invitación a detenernos y alzar la mirada hacia algo que nos hace reflexionar y sonreír con complicidad. La larga cuerda que lo sostiene es un cordón umbilical invisible, conectando los diferentes latidos de la ciudad. Un símbolo de nuestra identidad singular, nuestra capacidad de encontrar belleza en lo inesperado.
Un vecino de bronce en nuestro horizonte
A lo largo de los años, El Gordo Colgante ha visto pasar generaciones.
Ha sido telón de fondo de encuentros, despedidas y celebraciones.
Resiste el paso del tiempo como un centinela de nuestra memoria colectiva, un espejo de nuestra alma maracayera: curiosa, irreverente y capaz de soñar diferente.
¿Qué nos dice hoy El Gordo Colgante?
Cada vez que lo vemos suspendido contra el cielo azul de Maracay, recordamos que somos parte de algo especial.
Un lugar donde la genialidad se manifiesta de las formas más insólitas y donde el arte se convierte en un testimonio vivo de nuestra identidad.
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